Porque la vida es ahora...
La gran mayoría de nosotros conoce esta frase e inmediatamente la asocia a la famosa tarjeta VISA. Es esta tarjeta una alegría para muchos y también una pesadilla para otros.
Por suerte para mi ha sido una gran alegría. Nunca en todos mis años de universidad había querido "pisar el palito" de la cuenta corriente, pero este año acepté. Estaba más viejo y me llegaba un poquito más de plata que ameritaba a administrar de manera eficiente. A eso hay que sumarle que tenía que pagar como 4.000 pesos por usar la tarjeta Banjoven por ser mayor de 25 años.
Con sus productos habituales, tarjeta para cajeros, VISA, cheques y línea de crédito, en mayo comencé mi nueva vida bancaria. Los dos últimos productos que mencioné hasta el día de hoy no los he ocupado y espero por lo demás retrasar lo más que pueda su uso. Cómo olvidar a un viejo conocido, Sebastián, que torpemente se endeudó usando de mala manera estos productos, llegando incluso a realizar unas gimnasias bancarias dignas de Juan Pablo Dávila, las cuales consistían en el pago de la línea de crédito con la tarjeta VISA.
La cuenta corriente, para los más modernos, ahorra todo viaje al banco: con hacer click y digitar un par de números soluciona todo. Puedes hacer transferencia incluso a otros bancos, las cartolas te llegan por correo electrónico, entre otras cosas. Mi hermana se ha visto beneficiada de esto dado que por el hecho de que estamos en el mismo banco, mis transferencias a su cuenta son instantáneas, pudiendo auxiliarla rápidamente en caso de emergencia (y créanme, no han sido pocas las ocasiones)
Comentario aparte merece la tarjeta VISA. Gracias a ese pedazo de plástico he podido realizar muchas cosas que durante años postergué por falta de tiempo y, digámoslo, paciencia para hacer colas. La compra de entradas a eventos con esta tarjetita ha sido quizás la gran justificación de la existencia de mi cuenta corriente.
El año comenzó con tickets para Foreigner y siguió con espectáculos como "De Coquimbo a Chimbarongo" de Andrés Rillón y Julio Jung. La compra de pasajes para viajar en bus ha sido no-ta-ble (como diría Julio Martínez). Me ahorro el pique a las oficinas de Tur Bus, que en tiempo son como 30 minutos y en plata son 780 pesos, y además puedo devolver pasajes a través de correo electrónico con costo cero en caso de arrepentimiento. Basta que me aparezca unos pocos minutos antes del viaje a retirar mis pasajes con el código de compra y sería.
Donde se ha lucido esta tarjetita es con la compra de entradas para los partidos de Colo Colo. Compré una entrada para el partido con Cobreloa del primer semestre, pero para los partidos con los equipos mexicanos acá (Toluca y Pachuca) donde las colas eran interminables, esta tarjeta me las transformó en esperas de a lo más 10 minutos para retirar los tickets en ventanilla. Si bien perdimos la final de la sudamericana, como buen hincha seguí alentando a mi equipito. El miércoles pasado fui con mi amigo Eduardo al primer partido de la final con Cobreloa, y a través de Ticketmaster compré entradas para hoy sábado para la finalísima.
Para finalizar, les cuento que este año me dediqué a hacer muchas cosas que por años no pude, ya sea por falta de plata o por falta de tiempo. Si algún mechón urgido lee este blog, le comunico que con esfuerzo y dedicación pronto llegará el momento para que pueda decir con toda propiedad: "porque la vida es ahora"
Canción Recomendada:
Sólo se me viene un título a la cabeza, "You only live once" de The Strokes. Ojalá que les guste.
1 Comments:
Suerte la tuya , lo que hace un pedazito de plastico pero ojo no abuses mira que despues el pedazito de plastico se vuelve caxo.
saludos
Feliz año 2007!
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