Los verdaderos "Super Campeones"

Son las 2:40 de la mañana y recién salí de la ducha. No crean que porque es una costumbre, sino porque hace pocos minutos atrás entré el auto en el cual con mis amigos tomamos una bebida después de jugar un partido nocturno.

Siempre que viajo a Angol, (mi ciudad natal y el lugar que más quiero en el mundo) trato de juntarme con estos “perguétanos” a jugar un rato a la pelota. Si bien muchas veces no hablamos con mucha profundidad, la sensación de tranquilidad que me produce el jugar con ellos, verlos correr y tirar sus buenas puteadas no tiene comparación. Es como si la infancia se prolonga, ese momento de la vida que añoramos cuando las responsabilidades se vuelven un problema.

Las pinchangas se han jugado por siempre en la casa de Pancho. Tiene un sitio grande y su papá hace más de 10 años que pavimentó unos metros al fondo, y lo transformó en un lugar sagrado. ¿Cuántas pichangas hemos jugado ahí? Hemos jugado desde siempre en ese lugar, incluyendo pichangas dos por lado, tres por lado (o Joga 3), y en todos los números que quieran utilizar. Los partidos de arco a arco han sido demasiado buenos. También se jugó el primer partido del siglo (el 1 de enero del 2000 antes de las 8:00 am), el cual fue de dos por lado con una cantidad de trago en el cuerpo no despreciable. ¿Jugamos con un cojín también ese día? No lo recuerdo.

Con los años se agregaron jugadores y se fueron otros tantos, pero los más fieles somos 5: Pancho, Joselo, José Manuel, Felipe y yo. En los últimos años se nos unió Pollo y más recientemente su hermano, el Peyo, con quienes ya formamos una buena parte de un equipo de fútbol.

El partido de hoy se jugó desde las 00:20 hasta las 01:30 en el gimnasio municipal. Por un módico valor de $5.000 tuvimos una noche entretenida, en donde nuevamente me encontré con estos personajes con quienes he compartido por mucho tiempo, incluyendo a compañeros de curso de la media. Todo sigue igual, y lo único nuevo son los kilos extras.

Párrafo aparte merece el comentario acerca de los partidos que se jugaron antes en este gimnasio. Antes de poder ocupar la cancha, se jugaba un campeonato de CANADELA (Canal Nacional Deportivo Laboral) con una cantidad respetable de asistentes. La interacción asistentes-jugadores fue notable, la cual consistió en un cruce de palabras de grueso calibre. Para que decir la de un árbitro con una señora en la grada: ¿Podrán creer que el árbitro abrió la reja para pasar a las gradas a amenazar a esta espectadora que le gritó un par de cosas? Claramente el árbitro se ganó el odio del respetable.

Por suerte nuestro partido se pudo jugar sin problemas. Lo típico es que falten o sobre jugadores. Por lo general esto sucede cuando nuestro Tomás Cox (léase organizador de eventos), Felipe, se encarga de reclutar jugadores. Hoy entre todos lo hicimos y tuvimos el número perfecto: 5 por lado.

Ya todos estamos en el final de nuestros estudios, por lo que es prácticamente un hecho que nos distanciemos más de lo que estamos ahora muy pronto. Es difícil que Angol nos de trabajo a todos y no me gustaría por nada dejar de jugar estos partidos. ¡Necesito de estos partidos! Así que propongo en esta página que a pesar de donde estemos, al menos una vez al año nos juntemos a jugar un partido en Angol. Creo que nos hará bien, y ojalá que podamos mantener vigente a este pequeño grupo de la Villa Rehue y la Nueva Rancagua.

¡Infancia por siempre! ¡Vivan los terroneiros y los “Cerditos de la Fach”!

Canciones recomendadas:

Creo que debo recomendar “Childhood ends?” de Marillion, de su disco “Misplaced Chilhood”, al cual sugiero definitivamente para quién quiera disfrutar de buen rock progresivo.

Y sólo por querer llevar la contraria, recomiendo “Los Dinosaurios” de Charlie García. Espero que no pase lo que dice esta canción. Sólo de nosotros depende...